2010 > la liste des expositions personnelles
- Galerie Altxerri - San Sébastien(Espagne)
Detalle 42
Detalle 45
Detalle 46
EL POEMA DE LOS NUMEROS PRIMOS
A lo largo de los años 70 realicé muchos proyectos de estructuras geométricas, con hilos, cuerdas o cables, definidas en función de mis propios criterios. Un día decidí que quizás fuera mejor dejar de lado mi propia subjetividad, e intenté diferentes posibilidades. Una noche soñé que nadaba en una especie de líquido, como un mar, pero este mar estaba formado por números, miles de números, pero todos ellos números primos. Al día siguiente comencé a trabajar con esta serie, que llamo desde entonces
EL POEMA DE LOS NUMEROS PRIMOS.
Los comienzos fueron bastante descorazonadores, algunos matemáticos
amigos me decían que era difícil hacer estructuras con ellos pues no eran
previsibles. Lo único cierto es que su número disminuye a medida que se avanza en la serie.
Tras bastantes intentos fallidos, comprendí que lo mejor era no prever nada,
una vez que decido el sistema, distribuyo los números de diferentes maneras, puedo
empezar por la parte superior, o por el centro escribiéndolos en espiral, sobre el
papel, el lienzo, la madera o el espacio, pues los soportes pueden ser muy
diferentes.
A veces empiezo por 1, 2, 3, 4 etc. En algunas ocasiones comienzo por 41, y
los escribo en espiral, lo que da una diagonal curiosa, en la cual abundan los
números primos, según la observación de Stanislav Ulam, pero también puedo
comenzar con 15.000.000
Cuando comencé a trabajar con esta serie, lo primero que me sorprendió fue
que cualquiera que sea el sistema que aplique, el resultado es siempre hermoso. En realidad cuanto más grande es la obra, más bello es el resultado. Esta es la razón
por la que me gustaría realizar obras monumentales (como el suelo del parque de El Prado, en Vitoria) , suelos, muros, tapicerías, etc.
Cuando se penetra en el universo de los números primos, se tiene la sensación que, de alguna manera, son la traducción, el reflejo de ese caos universal, magnífico, continuamente en evolución, jamás igual, pero pese a ello, siempre el mismo. Un caos infinito (como los números primos?) en cuyo interior tengo la sensación de que existe un orden, un orden extraño, muy curioso.
Trabajar con esta serie , es fascinante y « tranquilizador » al mismo tiempo,
muy minucioso – nunca estoy segura de no haber cometido algún error – pero
también obsesionante, tan obsesionante, que llega un momento en que hay que
abandonarlo, al menos durante cierto tiempo, pues intentando penetrar ese
hipotético y curioso orden que imagino puede existir en el caos, se corre el riesgo de partir muy lejos, incluso demasiado lejos... allí donde quizás no hay retorno posible.
Esther Ferrer